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Discipulado 1 - Segunda Seccion: Evangelismo

Lec 10 - Es tiempo de regresar a la casa del Padre.

Lectura bíblica:
11También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. (Lucas 15:11-24).

Introducción:
Comienza este capítulo describiendo las circunstancias en las que Jesús narró esta historia: 1Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
Dice el relato de Lucas que “se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle y Él los recibía y comía con ellos”. Vemos que hace una distinción entre “publicanos” y “pecadores”.
Ya ser “pecador” era lo suficientemente malo como para estar lejos de Dios: 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Pero la Biblia menciona una categoría aún peor que ésta: la de los “publicanos”.
Ser “publicano” en la Israel dominada por el Imperio Romano era el peor pecado que existía. Se trataba de aquellos judíos que recaudaban impuestos de sus propios hermanos, para el Imperio Romano, a cambio de dinero y, también, de una parte de lo recaudado que “se les quedaba”. El publicano era considerado un traidor a la casa de Dios, a la familia de Israel, en definitiva, era alguien que había traicionado su origen.
El ser humano acostumbra a decir: “Todos somos hijos de Dios”, pero, al igual que los publicanos, vive traicionando su origen:

  • Dios no tiene parte en su vida.
  • No le importa lo que Dios piensa ni lo que Dios dice en Su Palabra, La Biblia.
  • No le importa relacionarse con Dios, el Padre.
  • No le importa relacionarse con el resto de la familia de Dios, la Iglesia.

En definitiva, no quieren que Dios sea el Dios de su propia vida porque esto significaría tener que ajustarse a Sus reglas y dejar de continuar siendo su propio dios.

Parte central:
Al hijo menor de esta familia le sucedió lo mismo: quiso probar la experiencia de abandonar al padre y al resto de la familia y transformarse en su propio dios haciendo lo que le viniera en ganas.
Dice la parábola que el hijo menor le pidió al padre la parte de los bienes que le correspondía, y el padre les repartió los bienes a ambos hijos.
¡Qué bueno que el hijo menor hubiese administrado sus bienes en la casa del padre, bajo su supervisión y guía! Sin duda que el padre le hubiera enseñado a administrar esos bienes y a reproducirlos en gran manera. Hubiera recibido contención, guía y amor.
Pero el hijo rechazó al padre y a su casa y, luego de algunos días, juntándolo todo, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Queridos amigos: eso es precisamente lo que hemos hecho cada uno de nosotros. Dice la Biblia que 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53:6). Todos nosotros hemos recibido de parte de Dios muchos bienes, capacidades, talentos, dones, virtudes. Y, todos nosotros, hemos “juntado todos esos bienes” y hemos querido probar la experiencia de dejar al padre y al resto de la familia y transformarnos en nuestro propio dios.
El resultado de vivir lejos de Dios es inevitable: terminamos desperdiciando nuestros bienes. Hemos desperdiciado:

  • Nuestra inteligencia.
  • Nuestra salud.
  • Nuestra familia.
  • Nuestra economía.
  • Nuestra paz.
  • Nuestra felicidad.
  • Nuestro futuro.

Cuenta Jesús que “cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle”. El brillo de lo que el mundo te ofrece, pronto se disipa. Ser el padre de uno mismo no funciona, tampoco funciona querer ser el propio dios viviendo lejos del único y verdadero Dios y haciendo todas las cosas como mejor nos parece. Esto tiene consecuencias, porque no hemos sido hechos para “ser dioses” sino para “ser hijos de Dios”.
Dice el relato que este hijo: “fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.” Y, al final, el éxito que el mundo te ofrecía termina transformándose, literalmente, en un “chiquero de chanchos”. Y, en esa mugre, uno ni siquiera termina pudiendo alimentarse con lo que ellos comen. Es como la droga: primero te la regalan, pero después consíguela tú mismo.
Pero, el problema más grande y más grave no es desear comer “lo que comen los cerdos”, sino no poder suplir el hambre interior, es decir, la insatisfacción interior.
Cuando hemos malgastado nuestra vida, viviendo lejos de Dios, llega un momento en que nuestro ser interior se llena de una profunda y oscura insatisfacción que no se puede arreglar con nada. Es como un “agujero negro” que no se puede tapar con nada, porque todo se lo traga.
Entonces comienza una búsqueda vertiginosa para calmar el hambre interior:

  • Diversión.
  • Juegos de azar.
  • Sexo.
  • Malas amistades.
  • Vértigo.
  • Alcohol.
  • Drogas.
  • Etc.

Pero debes darte cuenta de que esas cosas, son solamente las cosas que comen los cerdos, y no pueden satisfacer tu hambre interior.

Conclusión:
Dice la parábola que contó Jesús, en el versículo 17, que, en medio de esta crisis, este hijo: volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”
La Biblia nos enseña que, a los insatisfechos pecadores, “35Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” (Juan 6:35).
Hoy, Dios ha puesto delante de ti la oportunidad de saciar tu hambre interior. Jesús es el “pan de vida” que cada uno de nosotros necesitamos para no volver a tener hambre espiritual jamás.
Jesús es el pan que el Padre envió desde el cielo para satisfacer definitivamente tu hambre. Jesús murió en la cruz y pagó, ante el Padre, el precio de todos tus pecados, de todos tus fracasos, de todos tus errores pasados.
Jesús vino a abrirnos el camino para que podamos regresar al Padre: “6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).
Hoy, Dios te ofrece la oportunidad de que tomes tu decisión. El hijo pródigo dijo: “18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y levantándose, vino a su padre.” El regreso a la casa del Padre comienza a partir de tu decisión. Hoy es el tiempo de regresar. No es suficiente con darte cuenta de lo malo de tu situación, es necesario que te levantes y vengas a Padre a través de Jesucristo.

Para final:
Dice el relato que: “cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

  • El padre lo hizo vestir con la mejor ropa. Dios nos ha vestido de vida eterna, cambiando nuestra naturaleza mortal por una inmortal.
  • Hizo poner un anillo en su mano. Se trata del “anillo de sellar”, es decir, el anillo de autoridad de hijo.
  • Hizo poner calzado en sus pies. El Señor te enseñará a andar: 105Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:105).
  • Hizo preparar comida para comer. 4Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor. (Cantares 2:4).
  • Hizo una gran fiesta. 10Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. (Lucas 15:7).

¡Bienvenidos a la casa del Padre! En la casa del Padre hay bendición porque:

  • Dios ocupa el lugar que sólo a Él le corresponde: Padre Dios.
  • Allí está la familia de Dios.
  • Allí aprenderás a utilizar productivamente tus capacidades.
  • Allí tendrás amor, gozo, paz y fe.
  • Serás plenamente feliz desde ahora y por toda la eternidad.

Dice el relato que “cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. Dios está esperando que regreses a casa, ¿cuál es tu decisión?

 

 

 

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Informacion y Eventos

Están abiertas las inscripciones para el año 2016.

Posted by Facultad Bíblica Internacional on miércoles, 17 de febrero de 2016

Repaso de la Lecciòn 10

Responda las preguntas de repaso de cada lección, y, al finalizar la Lección 33, complete el Examen Final de la Materia y usted recibirá un Diploma de Aprobación de la Facultad Bíblica.

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1- ¿Por qué razón ser “publicano” en la Israel dominada por el Imperio Romano era el peor pecado que existía?

 

2- ¿Por qué razones decimos que el ser humano, al igual que los publicanos, vive traicionando su origen, aunque acostumbre a decir: “Todos somos hijos de Dios”?

 

3- ¿Qué es lo que le sucedió al hijo menor de esta familia (mal llamado “hijo pródigo”)?

 

4- ¿Con qué comienza el regreso a la casa del Padre? (Ver versículos 18-20).

 

5- ¿Cuáles son las razones por las que decimos que en la casa de Padre hay bendición?



 

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